Miscelánea

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ EN EL AULA: Artículo publicado en la revista "Padres y maestros"



UNO DE LOS DECÁLOGOS DEL BUEN EDUCADOR

1) Sé consciente de que no sólo estás enseñando conocimientos. Estás abriendo mentes y corazones; estás modelando vidas.

2) Escucha y respeta los sueños de tus alumnos y alumnas y anímalos a alcanzar otros todavía mayores.

3) Los niños y niñas necesitan un ambiente acogedor donde puedan sentirse seguros y respetados. Haz de tu aula este lugar.

4) La escuela puede ser el lugar donde los alumnos y alumnas descubran sus propias capacidades y valores contrarrestando las malas influencias de otros ambientes. Dales esta oportunidad.

5) Continúa tu formación. Sigue aprendiendo; desarrolla tus intereses. Vivirás más intensamente la enseñanza y te proporcionará nuevas perspectivas.

6) Cuida tu estado de ánimo. Ten en cuenta tus propias necesidades y problemas, de forma que no sean los alumnos y alumnas quienes paguen las consecuencias.

7) A lo largo del día podrás optar muchas veces por cualquiera de estas alternativas.
Ensalzar o humillar,
Motivar o desanimar…
Elige conscientemente.

8) Ten en cuenta que tus alumnos y alumnas tienen capacidades diferentes. Utiliza varias técnicas de aprendizaje para desarrollar las distintas aptitudes: verbal, lógica, visual, corporal, musical, interpersonal.

9) Valora la singularidad de tu alumnado como una muestra de riqueza. Afirma en cada uno de ellos la variedad de sus talentos, sus diferentes herencias culturales.

10) Infunde confianza a tus alumnos y alumnas; que se den cuenta de lo importante que son, de que el mundo puede ser mejor porque ellos forman parte de él.



PARA QUE SIEMPRE LO RECUERDES


Recuerda que...
produces más calor
encendiendo un fósforo
que hablando sobre el fuego,
e iluminas más encendiendo
una vela
que describiendo el sol.
Entonces, si quieres educar,
no impongas caminos
obligando,
muestra tus ideales caminando,
no ahogues con el peso
de normas y preceptos,
contagia tu alegría de vivir
auténtica y responsablemente.

Recuerda que...
la frágil memoria
de la mente de tus alumnos
olvida fácilmente lo aprendido
pero la firme memoria
de su corazón
retiene de por vida
lo sentido y lo vivido.
Entonces, si quieres educar,
no pongas el acento
en cargar las mentes
con conocimientos,
llena más bien los corazones
con valores y vivencias.

Recuerda que...
los docentes no educan
sin amar...
Entonces, si quieres educar,
ama a tus alumnos como son
y los verás cambiar y crecer
en camino hacia
lo que deben ser.

Y no olvides...
Si amas y vives
en la autenticidad
educas sin proponértelo,
si no amas y no vives de verdad,
no educas
aunque te lo propongas.